Urkiolan
Rokanrrola
Rock en Urkiola
Eran los finales de los 70 o primeros 80´s aunque no recuerdo la fecha exacta pero sería
verano cuando AEK organizaba la primera fiesta AEKANPADA con un montón de grupos de Rock y Folk en
Urkiola destinado a recoger fondos para el euskera. La fiesta consistía en dos días
de acampada en el monte. Luego hubo otras Aekanpadas en Urkiola.
Íbamos Jaime alias El Peque, el difunto Kike
Turmix y alguien mas que no recuerdo, llevábamos una tienda enorme de campaña
de tipo Canadiense como para unas ocho plazas. Montamos la tienda en la campa más
próxima a los escenarios y a las Txoznas, pensando que si nos emborrachábamos
teníamos cerca nuestro cubil para dormir y nos costaría menos llegar.
Aquello se lleno de gente, fue totalmente un
éxito y además nos hizo muy buen tiempo, Fuimos por las diferentes Txoznas que
había a cenar algo y tomar unos Kalimotxos antes de comenzar los conciertos. Me
es imposible recordar a todos los grupos y artistas que actuaron, pero básicamente
los grupos que más recuerdo fueron ITOZ y NIKO ETXART para mi Niko era una
leyenda y hasta entonces no le había visto nunca en directo. Fue el primer
impulsor del Rock y Blues adaptado al euskera fuera de la ortodoxia litúrgica
que hasta entonces había en algunos sectores de la Izkierda Abertzale
con aquellos cantantes de corte folk y cantautor, En los 70´s hubo una ruptura
total en la música vasca, los predecesores eran Errobi, Niko, Itoiz, Embor, Lisker,
Minxoriak y otros grupos más, luego llegaría toda la revolución del Punk y el
Rock Radikal Vasco.
Vimos al grupo Itoiz de mi amigo Juan
Carlos Pérez y nos fuimos a beber, mientras había otros artistas actuando. Luego
vimos el espectáculo de las brujas con las antorchas descendiendo por las
campas del Santuario y comenzó el concierto de Niko, fumamos unos porros y nos
bebimos varios Kachis de Kalimotxo entre todos.
Por las Txoznas me encontré con Nachillo,
un tipo medio vagabundo hippie de Barcelona que le conocí ese verano cuando
estaba en el camping de Lekeitio y venía a nuestra tienda a dormir. Le
conocimos en la famosa sala Kabaua de ese pueblo y se hizo muy amigo nuestro:
le dábamos de comer y de pribar (Beber) y aquí en Urkiola estaba igual de colgao ¡Ya
teníamos un nuevo habitante en nuestra tienda!
Termino el concierto y después creo que
había una verbena. Seguimos por las Txoznas y conocimos a unas chicas muy
jatorras ellas. Eran como muchas vascas de pueblo totalmente auténticas y
medio asilvestradas. Nos intercambiamos los Katxis de Kalimotxo y estuvimos
toda la noche con ellas. Ellas tampoco tenían tienda, habían venido a hacer una
Gaupasa; Estar despiertas toda la noche para irse a la madrugada. ¡Al final ya
teníamos casi un hotel en nuestra tienda! Hice buenas migas con una de ellas y
nos hacíamos ojitos. Comenzó a caer una niebla de espanto y la humedad se te
metía por los huesos. Decidimos comprar unos Katxis de Kalimotxo y algunas bolsas de patatas fritas e ir a
nuestra tienda. Desde la puerta veíamos a toda la gente que se iba
refugiando poco a poco en sus madrigueras y algunos borrachos como nosotros/as
que increiblemente aún aguantaban debajo de los toldos de las Txoznas. Nosotros teníamos una
cerca de la tienda aproximadamente cien metros y había música de Barrikada y
otras bandas, debían de tener solamente dos cintas pues todo el rato sonaba
siempre lo mismo. La chica llamada Lourdes con la que hice simpatía se sentó
junto a mi y se me pego para que yo la diera calor, La abrace y seguimos bebiendo,
fumando porros y charlando mientras sonaba la canción de Barrikada “Esta es una
Noche de Rockandroll” ¡Y tanto que iba a
serlo! Al final el cansancio nos pudo y nos echamos a dormir. Nos tapamos como
pudimos con mi saco de dormir e intentamos conciliar el sueño. En la Txozna seguía la música,
eran las cuatro de la madrugada y pensé a ver cuando cierran la Txozna y apagan la música.
Aún con sueño y cansancio no había
manera de dormir los demás no se cómo lo conseguían, estaban roncando todos/as
y yo despierto y seguía la música. Creo que la canción de Barrikada sonó unas
cien veces y termine aprendiéndomelo todo; Acordes, notas de punteo, el bajo,
la batería y la letra-
La Txozna no cerro en toda la noche y no me
explicaba cómo seguían teniendo gente ¡En mala hora se nos ocurrió poner la
tienda allí! Se había hecho de día y yo estaba medio zombie aún. Me tome dos
aspirinas que llevaba en la motxila y al de diez minutos estaba en la calle
echando la pota de los Kalimotxos, las aspirinas y de su puta madre que no
paraba la canción de Barrikada. A eso de las once se despertaron las chicas y
quedé con Lourdes para vernos otro día por el Casco Viejo de Bilbao cuando
vinieran. Los demás se despertaron un rato más tarde y se fueron a desayunar al
Hostal Buenos Aires de Urkiola. Yo me quede en la tienda a ver si dormía algo y
al final lo conseguí, creo que estuve dormido unas cinco horas.
La fiesta continuaba pero a la tarde
cambiamos la tienda a otro sitio más lejano de la campa donde no había tanto
ruido. Estábamos cerca del cementerio a unos cincuenta metros y a la noche hicimos risas
con los fantasmas, las brujas y demás genios de la naturaleza que se nos ocurrían. A kike se le ocurrió
hacer una psicofonía con el aparato radiocasete a pilas que teníamos, el plan era grabar voces
dejando el aparato en la puerta del cementerio en una cinta de casete. Pero nadie
se atrevía a hacerlo, estaba aquello más oscuro que la boca del lobo y estaban
acojonados. Al final cogi el radiocasete y me fui yo a ponerlo justo un metro antes
de llegar me ocurrió una cosa extraña; me pareció que alguien me daba un
tortazo en la mano y se me cayó el aparato al suelo. Lo volví a poner de nuevo,
dí a la tecla de grabar y no funcionaba, intente la operación varias veces
mirando si el casete estaba bien colocado en su sitio y no había manera. Subí
de nuevo a la tienda de campaña y les conté lo que me había pasado, se quedaron
acojonados y comprobamos que el casete seguía sin funcionar. Ni grababa ni
sonaba. Cambiamos las pilas y seguía igual ¡Era para acojonarse! A Kike le
entro tal acojono que nos dijo que nos fuéramos de allí, los demás estaban
medio asustados y yo me estaba riendo a carcajadas pues no entendía lo de tener
miedo a un muerto, y además yo no vi a ningún Fantasma excepto a los que tenía delante, puede que el aparato se
hubiera estropeado por frío o algo parecido aunque la sensación de golpe me tenía
un poco mosca. Al final recogimos la tienda, bajamos al parking donde teníamos
el coche y nos bajamos de Urkiola a Durango. Aún eran las dos de la mañana y
había ambiente en Durango. Entramos a un bar y pedimos unas cervezas y me
fui a los servicios, al regresar vi una maquina tragaperras de esas pequeñitas
de CIRSA, metí una moneda de veinticinco pesetas y no seria mi sorpresa ¡Me
salio el premio gordo de cinco mil pesetas! Aquello nos vino como anillo al
dedo, estábamos casi sin blanca y ahora volvíamos a tener dinero para seguir bebiendo
de nuevo.
A eso de las cuatro de la madrugada regresábamos
a Bilbao y a Kike se le ocurrió la idea de comprobar si el Radiocasete
funcionaba y cual seria nuestra sorpresa ¡Empezó a sonar! Nos entró una risa de
espanto al ver la cara de estupefacción de Kike y casi nos damos una ostia con
el coche contra una valla por culpa de la risa, pues Jaime se descontrolo un
poco ¡Aquello si que fue una noche de Rockandroll! Termine de esta canción
hasta la coronilla. Cada vez que vuelvo a oírla me acuerdo de Urkiola. Que me
perdonen los compañeros músicos de Barricada.
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